jueves, 1 de agosto de 2013

Bakuman, la metaficción llega al manga.

Bakuman es una publicación a la que ya hice referencia al hablar de Death Note pues es de los mismos autores: Tsugumi Oba y Takeshi Obata. La historia gira en torno Moritaka Mashiro (dibujante) y Akito Takagi (escritor), dos jóvenes que quieren convertirse en mangakas. Desde que están en secundaria trabajan como si les fuera la vida en ello para sacar adelante su sueño. Se nos muestra paso a paso las fases del proceso que siguen cada vez que intentan crear una nueva obra: primero surge una idea, luego se hacen diseños de personajes, se pasa a los primeros bocetos, se enseñan estos al editor, se cambian o se preparan para serializar.
Con esta sinopsis creo que se entiende por qué me refiero a Bakuman como un manga metaficcional (así como otras veces he hablado del cuento metaliterario). Pero no todas las reflexiones que propone la serie están referidas únicamente al “arte”, sino también al “oficio”. Hay dos citas claves que me permiten encuadrar las dos más interesantes y explicar su relación con la literatura.

“Un manga sólo tiene que ser interesante. Si es interesante será serializado.”

Desgraciadamente esto la mayoría de ocasiones no es más que una frase bonita. En primer lugar, el concepto de interesante depende del lector. Crepusculo es interesante para cierto tipo de público y completamente insustancial para el resto de la humanidad. Del mismo modo Chet Baker piensa en su arte es un libro interesante para algunos e inaccesible para muchos otros. Sin embargo hay algo cierto detrás de esto: el potencial que muestra un autor a la hora de contarnos una historia, su voz. Se puede decir por tanto que un escritor tiene una voz “interesante” es más probable que sus libros sean publicados.

“Si todo el mundo se preocupa tanto de quedar bien en los cuestionarios, será el fin del manga.” 

Esto es una referencia a los cuestionarios de popularidad que utilizan algunas revistas como la Shonen Jump (dónde se publicaba Bakuman). Su aplicación a la literatura es obvia: es la preocupación constante de que la comercialización del arte acabe truncando la evolución del mismo. Como ya comenté en una entrada anterior no creo que sea el segmento de la alta literatura el que esté sufriendo un “estancamiento”, sino la propia literatura comercial. Muchos autores no hacen más que repetir las formulas que ya se han usado porque creen que son la única forma de conseguir un sitio en las estanterías de novedades. En este caso diría que la literatura juvenil puede correr el peligro de estancarse si los autores no superan su ansiedad por vender y ser populares. Por suerte siempre los hay que se atreven a innovar e inventar formulas nuevas.
No quisiera acabar sin antes recomendar FUERTEMENTE la lectura de esta fantástica serie. Al releerla recientemente me ha hecho recordar el momento en el que decido dar el giro de 180º en mi vida que me lleva a estar ahora luchando por salir adelante en el mundo literario. Bakuman no es sólo un manga metaficcional, también es una historia de superación que habla sobre el valor del esfuerzo y el trabajo duro y la importancia de perseguir los sueños aun a costa de jugarte la vida.

“Vas a acabar en un trabajo de oficina aburrido. ¿Es eso lo que quieres de la vida?”


Próxima entrada: Los Juegos del Hambre. Empezar por el final. Utilizando el best seller de Suzane Collins hablaré de la importancia de planear el mensaje que se quiere transmitir en una novela.

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