Bakuman es una publicación a la que ya hice
referencia al hablar de Death Note pues es de los mismos autores: Tsugumi Oba y
Takeshi Obata. La historia gira en torno Moritaka Mashiro (dibujante) y Akito
Takagi (escritor), dos jóvenes que quieren convertirse en mangakas. Desde que
están en secundaria trabajan como si les fuera la vida en ello para sacar
adelante su sueño. Se nos muestra paso a paso las fases del proceso que siguen
cada vez que intentan crear una nueva obra: primero surge una idea, luego se
hacen diseños de personajes, se pasa a los primeros bocetos, se enseñan estos
al editor, se cambian o se preparan para serializar.
Con esta sinopsis creo que se entiende por qué me
refiero a Bakuman como un manga metaficcional (así como otras veces he hablado
del cuento metaliterario). Pero no todas las reflexiones que propone la serie
están referidas únicamente al “arte”, sino también al “oficio”. Hay dos citas
claves que me permiten encuadrar las dos más interesantes y explicar su
relación con la literatura.
“Un manga sólo tiene que ser interesante. Si es
interesante será serializado.”
Desgraciadamente esto la mayoría de ocasiones no es
más que una frase bonita. En primer lugar, el concepto de interesante depende
del lector. Crepusculo es interesante
para cierto tipo de público y completamente insustancial para el resto de la
humanidad. Del mismo modo Chet Baker
piensa en su arte es un libro interesante para algunos e inaccesible para
muchos otros. Sin embargo hay algo cierto detrás de esto: el potencial que
muestra un autor a la hora de contarnos una historia, su voz. Se puede decir
por tanto que un escritor tiene una voz “interesante” es más probable que sus
libros sean publicados.
“Si todo el mundo se preocupa tanto de quedar bien
en los cuestionarios, será el fin del manga.”
Esto es una referencia a los
cuestionarios de popularidad que utilizan algunas revistas como la Shonen Jump
(dónde se publicaba Bakuman). Su aplicación a la literatura es obvia: es la preocupación
constante de que la comercialización del arte acabe truncando la evolución del
mismo. Como ya comenté en una entrada anterior no creo que sea el segmento de
la alta literatura el que esté sufriendo un “estancamiento”, sino la propia
literatura comercial. Muchos autores no hacen más que repetir las formulas que
ya se han usado porque creen que son la única forma de conseguir un sitio en
las estanterías de novedades. En este caso diría que la literatura juvenil
puede correr el peligro de estancarse si los autores no superan su ansiedad por
vender y ser populares. Por suerte siempre los hay que se atreven a innovar e
inventar formulas nuevas.
No quisiera acabar sin antes recomendar FUERTEMENTE
la lectura de esta fantástica serie. Al releerla recientemente me ha hecho
recordar el momento en el que decido dar el giro de 180º en mi vida que me
lleva a estar ahora luchando por salir adelante en el mundo literario. Bakuman
no es sólo un manga metaficcional, también es una historia de superación que
habla sobre el valor del esfuerzo y el trabajo duro y la importancia de
perseguir los sueños aun a costa de jugarte la vida.
“Vas a acabar en un trabajo de oficina aburrido. ¿Es
eso lo que quieres de la vida?”
Próxima entrada: Los Juegos del Hambre. Empezar por
el final. Utilizando el best seller de Suzane Collins hablaré de la importancia
de planear el mensaje que se quiere transmitir en una novela.
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