lunes, 20 de mayo de 2013

Nikita. Los asesinos con consciencia y las organizaciones secretas.


Nikita es una serie de televisión norteamericana, basada en una película francesa y una serie canadiense emitida entre 1997 y 2001, ambas con el mismo nombre, el de su protagonista. Una ex-agente de una organización llamada División, tan secreta que el propio presidente desconoce su existencia, dedicada al espionaje y el asesinato. Nikita escapó después de que asesinarán a su prometido y vuelve varios años después para vengarse y destruir División. ¿Nuevo? No, la historia del asesino/a que se enamora, encuentra su consciencia y empieza a combatir a los que antes le pagaban la hemos visto mil veces en películas como El Profesional (Léon). Por cierto la película Nikita y Léon están dirigidas ambas por Luc Besson.

Que algo se haya hecho muchas veces antes no significa que la siguiente copia tenga que ser peor. En la narrativa ya están todas las historias contadas, así que nuestra esperanza es volver a contarlas de una forma fresca y diferente. Nikita lo consigue en ciertos sentidos, tiene una estética moderna pero realista difícil de conseguir en otro formato que no sea el televisivo.
Los asesinos con consciencia y las organizaciones secretas son dos temas recurrentes en mi narrativa, Nikita y la novela en la que trabajo actualmente los reúnen a ambos, por lo que la primera se convierte en un referente para la segunda. Pocas películas y series de televisión consiguen retratar de forma tan verosímil (y recordemos que verosimilitud no implica realismo) el funcionamiento de una agencia de espionaje. La serie es para mí una mina de ideas en lo referente a la forma de operar, los recursos y estrategias de este tipo de organizaciones.
Un tema aparte son las protagonistas de ambas obras, aquí la serie empieza a resultar menos útil. Mientras que mi novela gira en torno al lado oscuro de Emily, Nikita se nos muestra como una mujer ya redimida, que ha dejado atrás su maldad (aunque esta no haya desaparecido). Nikita es una heroína consagrada, mientras que en mi novela lo que se narra son los primeros pasos de Emily en esa dirección. La agente renegada de División ya ha aprendido la lección que la leal asesina aun desconoce: que el mal que crece desde dentro no se puede eliminar, sólo se puede aprender a utilizarlo para el bien.

Próximamente: Death Note. Forzando al límite el arquetipo del antihéroe. Una reseña sobre uno de los mangas más alabados de los últimos años. ¿Es realmente una obra maestra?

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