En este ensayo, Alain de Botton nos presenta una
forma diferente de mirar las religiones. El autor plantea una nueva forma de
diálogo entre religión y laicismo, una que deja fuera de la discusión los
elementos sobrenaturales y místicos. Para el autor la sociedad secular no
debería verse obligada a escoger entre el todo y la nada, sino que hay un punto
en común. Hace propuestas concretas y da guías sobre cuáles son los elementos de
diferentes religiones que se podrían rescatar para enriquecer a la sociedad
secular.
No pretendo explayarme en mis opiniones sobre el
libro en general ni sobre las tesis del autor. Sólo diré que recomiendo la
lectura a cualquiera que sienta el más mínimo interés en la premisa ya que
ciertamente consigue hacerte reflexionar. En fin, en lo que quiero centrarme es
en uno de los capítulos, el que dedica al arte. ¿Qué por qué? Pues porque en el
sustrato de mis intenciones como autor hay muchas coincidencias con la forma en
que Alain de Botton le gustaría que fuese el arte moderno laico.
La principal queja, si es que se puede decir así, es
que echa en falta en el arte contemporáneo un elemento vital que es
indisociable del arte religioso. Este último siempre le indica al observador qué
es aquello de la obra de arte en lo que debe fijarse, qué debe rescatar de la
misma, qué hay en ella que sirva de alimento para su alma. El arte laico deja esto
al ingenio del espectador. Es éste tiene que descubrir los elementos ocultos en
la obra y si no lo hace, seguirá perdido sacará nada (ni siquiera placer
estético teniendo en cuenta que en general el arte moderno busca reacciones
opuestas al placer, se persigue más bien generar desagrado/rechazo). No hay más
que pasearse por un museo y ver las
pinturas y esculturas de autores conceptuales para entender a que se refiere
Alain de Botton: el espectador previo no cuenta con el manual de instrucciones
que le permitiría descifrar el significado del trabajo del artista, no tiene
forma de sacarle jugo.
En literatura también ocurre, naturalmente. Algunos
autores apuestan más fuerte que otros por una escritura críptica, que no se
puede descifrar sin la ayuda de un hermeneuta que nos indique cuales son los
puntos de referencia del autor. E incluso los que no juegan tan duro, también
son difíciles de entender en profundidad si no se ha leído a sus maestros. Esto
genera un problema de acumulación, porque si para entender a Borges en
profundidad hay que leer antes a Dante, Shakespeare, Cervantes y Homero… Y dentro
de unos años hay que leer a Borges, a Cortázar y a los maestros de los mismos
para entender a un nuevo autor. Esto tampoco sería un problema si al menos el
lector supiera de antemano a quién tiene que leer antes para entender lo que
tiene entre manos. Claro que esto no ocurre así, porque el artista laico contemporáneo
es en general bastante reacio a incluir manuales de instrucciones en sus obras.
No es que este tipo de literatura sirva como alimento para el alma, todo lo
contrario, es caviar. El problema es que, al igual que el caviar, vende su peso
en oro, es alimento para los muy bien leídos.
La última reflexión que plantea esto es la de la
supuesta crisis de la literatura de la que tanto se habla. Es una patraña, no
hay tal crisis. Los lectores de “alta literatura” son los mismo hoy que hace 2
siglos y los trabajos que se hacen hoy tienen calidad igual que la tenían los
de hace 2 siglos. El problema no está en la alta literatura, sino el género del
best seller. La cultura de masas de
hace unos años estaba impregnada de referencias que llevaban a leer cosas
mejores (recordáis que hablé de esto en la entrada anterior?). Hoy no, hoy Crepúsculo te lleva a leer 50 Sombras y Dan Brown te lleva a leer
más Dan Brown. Que no es que me parezca mal, el problema es que crean un bucle
y de ahí no salen. Antes Harold Robins o Irving Wallace te podían llevar a leer
cosas más complejas. Hoy el lector encuentra pocos autores populares que le
ayuden a hacer ese salto. Esa es, en mi opinión, la auténtica crisis de la
literatura.
P.D. Os adjunto un trabajo sobre Religión para ateos que hice el trimestre
pasado en el Máster en Creación Literaria. Es un análisis del libro desde el
punto de vista de un editor y tiene algunas semejanzas con un informe de lectura.
Sólo para los que de verdad estén interesados en la edición: http://es.scribd.com/doc/128359204/Religion-para-ateos
Próximamente: “Harry Potter. El año en que nací sin
saberlo.” Porque ya va siendo hora de explicar de dónde vengo y por qué quiero
ir a dónde voy.
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