martes, 12 de febrero de 2013

Retrum. Algunas luces y muchas sombras (II)


Como ya anunciaba en la entrada anterior y en la crítica plagada de spoilers que adjunté, no es oro todo lo que reluce en Retrum. Hay algunos detalles que sacaron de la lectura en más de una ocasión y que perjudicaron la impresión global que me produjo la novela.


(autor desconocido)

Primero me gustaría hacer referencia al personaje de Alexia, con quien me costó mucho conectar. A no ser que sea algo deliberado por parte del autor, que no es el caso, es un problema no simpatizar con la pareja sentimental del protagonista de una historia, especialmente si tiene un peso narrativo tan marcado. No es que me provocase ningún tipo de rechazo, sino que esperaría algo más. Sobre todo en lo que a caracterización se refiere. Quiero decir que en comparación con Lorena, Robert (e incluso con Alba), no llegamos a saber lo suficiente de Alexia.
Relacionado con lo anterior se debería hablar de la elección del narrador. Entre los escritores está bastante extendida la opinión de que la primera persona es el recurso más sencillo. La comparto y creo que para iniciados se debe utilizar cuando la trama que se narra es sencilla, como en Retrum, y el protagonista tiene una personalidad compleja. Pero ni Miralles es un iniciado, ni Christian es tan complicado. Sin discutir la elección del autor hay que tener en cuenta que una vez tomada le crea una constricción importante: sobre el protagonista los puedes explicar todo (le oímos pensar en todo momento), pero sobre los demás personajes sólo puedes mostrar. Esto es más complejo y requiere un manejo de recursos narrativos de los que el autor no echa mano de forma ecuánime entre sus personajes. Volviendo a Alexia, aceptamos que no podemos conocer sus pensamientos por las limitaciones del narrador, pero seguimos echando en falta que se nos muestre de ella algo más. No en cuanto a cantidad de cosas que se nos cuentan, sino en cuanto a calidad o forma de contarlas.
Luego hay otros dos detalles que considero como fallos de planteamiento. Uno es el uso del trilladísimo recurso de las gemelas que aquí sirve tanto como excusa romántica como para añadir un elemento de misterio a la novela. Pero de intriga… tan poca que precisamente por el uso de este recurso según el decálogo de Knox, Retrum jamás podría considerarse una novela de misterio (la décima regla es que se desaconseja el uso de gemelos). El otro son las inverosímiles desapariciones de Alexia, especialmente la primera, tras la tragedia de Highgate. Injustificable. O tal vez no, pero como no llegué a entender del todo al personaje lo parece. En la vida real el amor nos puede llevar a hacer cosas inverosímiles, pero esto es ficción y la ficción requiere congruencia. Incluso cuando un personaje va a hacer algo disparatado e incoherente, tiene que ser comprensible para el lector.
Por último podría volver a cargar las tintas con la acelerada progresión narrativa del final, pero ya quedó bastante clara mi opinión en la crítica que adjunté la semana pasada. Haciendo balance de los fallos de Retrum se aprecia que aun dejan un saldo positivo con respecto a sus muchos aciertos. Sin embargo la literatura vive de los detalles y es vital que un escritor cuide aquellos que puedan sacar al lector de la historia, ya que corre el riesgo de perderlo de forma definitiva.
Próximamente: Akumetsu. Un hombre, un asesinato. Toca introducir el universo del manga, que me ha influido como escritor de manera crucial. Además, Akumetsu es una de las obras que más influye en la novela que preparo para el proyecto de final de máster, por lo que hablaré largo y tendido de ambos trabajos.

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