lunes, 28 de octubre de 2013

Code Geass. Cae el telón.

Code Geass es una de las obras de las que estaba seguro que hablaría cuando creé el blog. No podía dejar pasar la oportunidad cuando es (probablemente) la serie de animación que más veces he visto en mi vida. No cuando está tan estrechamente relacionada al arquetipo del héroe diabólico que tanto tiempo llevo desarrollando estos meses. No cuando es una de esas historias que abordan sin complejos uno de los temas más antiguos de la tradición literaria: la definición del bien y el mal y la lucha entre ambos.

La serie se estrenó en el año 2006, de la mano del estudio Sunrise. Durante un tiempo no me sentí muy animado a acercarme. Nunca me había llamado la atención el género de los Mechas (y hay para hartarse en Code Geass) ni el estilo de dibujo CLAMP (las diseñadoras de los personajes). Pero el paso de los meses y el éxito que tuvo en Japón me convencieron. Y de repente los Mechas ya no parecieron tan infantiles y el diseño excesivamente estilizado del dibujo se convirtió en una necesidad para identificar a los personajes.
¿Pero de qué trata realmente Code Geass? Lelouch Lamperouge, nuestro protagonista, es un príncipe exiliado del Sacro Imperio de Britania, una superpotencia económica y militar que controla un tercio del mundo. Cuando se le presenta la oportunidad decide cumplir con el deseo que le ha mantenido con vida desde niño: destruir el Imperio de Britania, para que él y su hermana puedan ser libres y vivir en paz. La lealtad, la búsqueda de la justicia y la venganza son los temas principales.
Hay tantas cosas que se podrían decir sobre Lelouch que para una presentación completa del personaje no bastaría con una entrada. Se podrían dedicar páginas a analizar su evolución de comandante un tanto tiránico a líder carismático. Podríamos debatir durante horas sobre sus similitudes con Kira de Death Note y el complejo de dios que les une a ambos. O sobre sus diferencias, ya que Lelouch no es un psicópata, sino que de hecho es precisamente su amor por su hermana uno de los motores que lo impulsa a actuar. Haría falta un ensayo bien extenso para comentar toda la carga moral y sociológica del conflicto que se plantea entre Lelouch y su amigo y antagonista Suzaku. Se podría incluso recopilar una antología con los mejores diálogos, de un nivel al que no nos tienen acostumbrados las series de animación.
 Sólo deberían asesinar quienes estén preparados para morir.

Pero esta no es una entrada para analizar todos estos temas. Es para provocar y generar curiosidad, para animaros a darle una oportunidad a una de las obras maestras de mi adolescencia. A día de hoy es una de las mejores series de animación jamás creadas y tengo el convencimiento de que con el paso de los años quedará perpetuada como un clásico. Es sin duda una genial manera se iniciarse para aquellos interesados aprensivos que sientan curiosidad por el anime pero estén temerosos de llevarse una decepción. Tal cosa no pasara con Code Geass.


Próxima entrada: La Piel de los Lobos. Conclusión. En la última entrada hablaré sobre la novela en la que llevo meses trabajando y las reflexiones que me planteo para el futuro de la misma.

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