miércoles, 5 de junio de 2013

Death Note (2). ¿Obra maestra o gran acierto comercial?


En Bakuman, otro de Oba y Obata, vemos varios guiños respecto a su objetivo cuando creaban Death Note. Y es que la pretensión comercial de la obra no se puede negar, pero tampoco su calidad artística. En ningún medio de expresión abundan las piezas que reúnan ambas cualidades. ¿Por qué se convierte este manga en una de las excepciones?
En cuanto al éxito comercial la explicación es sencilla. Oba (el escritor) utilizó los clichés y temas más habituales de las series shonen: la lucha entre el bien y el mal, la amistad, la amistad, el amor, la justicia, etc. Y les dio un giro macabro que sorprendió al lector. La lucha entre el bien y el mal está distorsionada e invertida: tenemos a un protagonista que encaja en el papel de villano y un antagonista que es un detective clásico, un perfecto antihéroe. La amistad y el amor aparecen, pero de forma unilateral, desengañada. Misa se enamora de Light, L llega a considerarle un amigo, pero él les rechaza a ambos, se limita a fingir. Se trata el tema de la justicia centrando el debate en una pregunta retorcida: ¿Qué es tolerable hacer en nombre de la justicia? ¿Hasta dónde está uno dispuesto a llegar? Personalmente como lector y escritor este es el tema que más me atrae de Death Note.
Y las razones por las que se afirma que es una obra maestra están relacionadas. Se considera que cuando un género empieza a agotar las formulas habituales es que está estancado. El autor que se atreve a ir más allá de las convenciones toma la delantera de sus colegas y si tiene éxito le llamamos "genio". Donde otros intentaron lo mismo y fallaron, Oba y Obata triunfaron y fueron capaces de crear un manga mainstream con un estilo innovador y una narrativa inusualmente pulida en este género.
Sin embargo no todo son rosas y luces de colores en esta obra. Muchas de las críticas recibidas se deben a que Death Note en ocasiones va demasiado lejos al retorcer las normas del género policial. El antagonista, L, es un detective que muchas veces rompe el canon al hacer deducciones que no siguen un esquema racional. Se podría justificar que el componente sobrenatural de la historia lo demanda. Pero precisamente esta fricción entre el género policial y el sobrenatural es uno de los puntos que Oba podría haber pulido más. El otro gran pero está en su final. Desde el principio se genera un duelo entre el protagonista y su antagonista y se construye toda la tensión dramática alrededor de ambos. Y al final, para resolver el conflicto el autor utiliza el recurso de sustituir una de las dos piezas por otra diferente: jaque mate y para casa. A eso se le llama Deus ex machina, o dicho más clara y ampliamente: mala escritura.

Próximamente: El Caballero Oscuro. Las múltiples caras del "supergénero". Partiendo de la trilogía de Nolan hablaré sobre las diferentes perspectivas de las que se puede partir al narrar una historia de superhéroes. 

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